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Natación y la Vida

10 años atrás empezaba a despuntar uno de los mejores nadadores que he conocido. Al igual que muchas de las grandes estrellas de la natación mexicana inició su carrera en la Acuática Nelson Vargas donde se fogueaba con nadadores que conformaban las distintas filiales. En ese entonces, entre todas las futuras promesas que estaban por escribir el futuro de la natación mexicana, muy pocos apostaban por Alonso de la Fuente. Alonso terminaría por convertirse en uno de los mejores nadadores de esa generación. Había ganado la carrera del tiempo.

¿Cómo fue que iniciaste en este deporte?

Inicié en la natación teniendo tan solo 1 año gracias a mi mamá. Aprendí a nadar en ANV Satélite y seguí yendo a clases hasta que a los 7 años logré entrar al equipo. Los primeros 3 años estando en el equipo fue lo mejor, me encantaba ir y aspiraba a ser uno de los mejores nadadores de ANV Satélite; me acuerdo que veía a los grandes como un ejemplo a seguir. A los 10 años me cambiaron de entrenador y todo se vino abajo, recuerdo que no era tan malo nadando (o al menos eso creía en ese momento) pero el cambio fue muy difícil para mí. Ya no me gustaba ir a nadar y sólo seguía yendo porque mi mamá me obligaba. La categoría 11 y 12 fue un sufrimiento porque no disfrutaba ni tantito ir: no me gustaba entrenar, no me gustaba que me regañaran, y todos los días pasaban esas dos cosas.

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Tuvo que pasar algo para darme cuenta que la natación era mi verdadera pasión. Todo pasó en una competencia en Casa Blanca Satélite, fue la primera vez que iba a nadar el 1,500 y yo tenía pavor. Gus, mi entrenador, me dijo que no perdía nada con intentarlo y lo nadé. De lo único que me acuerdo es fue fueron los 1,500 metros más largos de mi vida y también los más humillantes. Me sacaron como 200 metros y salí cuando ya no había nadie en la alberca más que mi entrenador. Al otro día aparecía en el último lugar de las listas y todos se burlaron de mí; me dijeron que era muy malo y que mejor dejara de nadar. Que nunca le echaba ganas y que sólo estorbaba en las series; nunca me había sentido así en mi vida.

Fue ese el momento en que decidí ponerme a entrenar y demostrarle a todos que ese Alonso que era “bueno” en las categorías chicas seguía ahí, solo que no estaba trabajado. Ese mismo lunes regresando fue mi primer entrenamiento después de 2 años en el que en verdad salí cansado y feliz de mi entrenamiento. Fue así como decidí seguir adelante. A los 14 años me cambié a ANV Interlomas y fue ahí cuando mi carrera deportiva empezó a tomar forma. Empecé a ver la natación como una pasión que no puedo describir y cada vez estaba más seguro que eso era lo que quería hacer toda mi vida.

Después de que a los 12 años todo mi equipo pedía a gritos que dejara la natación, logre posicionarme durante los últimos años de mi carrera deportiva dentro de los 8 mejores nadadores del país siendo finalista de primera fuerza en varias pruebas.

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¿A quién admiras?

Admiro a mucha gente en realidad…Pero siempre hay esa persona que marca tu vida de manera importante y que causa un cambio estructural en tu forma de ver las cosas que muy pocos logran. Esa persona es Carlos Aldama, mi entrenador los últimos 7 años de mi vida. Creo que gracias a él llegué a convertirme en la persona que soy, no sólo en el ámbito deportivo, si no también a nivel personal y profesional.

¿Cómo influyó el deporte en tus metas?

Creo que el deporte no sólo influyó en mis metas, en realidad pienso que fue el deporte lo que verdaderamente las formó y las hizo alcanzables. Gracias al deporte pude acceder a dos de las mejores instituciones educativas del país y eso hizo que mi panorama se ampliara enormemente.

¿Cuál piensas que es el problema más grave de México y cómo lo solucionarías?

Creo que hay tres principales problemas por los cuales México sigue siendo el mismo país que hace 30 años:

  1. Falta de Educación: el desempeño educativo de México es tristísimo. No por nada seguimos siendo el último lugar en todos los parámetros de medición realizados por la OCDE.
  1. Bajos niveles de productividad: La productividad en México es bajísima. Solo para que se den una idea, la productividad de un mexicano es 70% menor que la de un español o un francés. Saquen sus conclusiones ustedes solos.
  1. Corrupción: Los niveles de corrupción que inundan las instituciones públicas de México son extremadamente altos. Si los hacedores de políticas públicas no tienen la intención de hacer las cosas bien, de generar redistribución del ingreso, de aumentar la competitividad del país y en general hacer que todo cambie, es muy poco probable que las cosas en el país mejoren. Piensen en el caso Uber y díganme qué tan retrógradas tenemos que ser para pelear por la eliminación de la aplicación en México.

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