- 1. Haz dejado el deporte. Sin embargo ahora te dirijes a lo que será tu primer día de trabajo.
- 2. Es diferente a lo que conocías. Pero tu actitud como buen ex-deportista es la de dar lo mejor.
- 3. Pronto se corre el rumor que solías practiar un deporte de alto rendimiento. Y te introducen siempre como el «ex-deportista».
- 4. Así, cambias tu rutina de la de levantarte temprano para correr por la de levantarte temprano para contestar mails.
- 5. Te sientes lleno de energía, tanta que no sabes como canalizarla.
- 6. Sin embargo te sigues alimentando como antes.
- 7. O incluso peor.
- 8. Mas tarde empiezas a sentir que el trabajo se vuelve rutinario.
- 9. Te comienzas a preguntar ¿Por qué te cuesta levantarte temprano si lo has hecho toda tu vida?
- 10. Y ¿Cómo tus compañero pueden con esa rutina?
- 11. Entonces piensas en regresar.
- 12. Aún tienes lo necesario para vencer a los jóvenes de hoy.
- 13. Pero recuerdas que ahora tienes deudas que pagar.
- 14. Y entras en la face de aceptación.
- 15. El trabajo no es tan malo. ¿Y quién sabe?
- 16. Aún puedes volver como máster, como coach y ¿Por qué no otra vez como deportista de alto rendimiento?
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